En 1910, cuando Isabel tenía dieciocho años, su padre y sus hermanos marcharon a Brasil, un país del que nunca habían oído hablar hasta que Joao Almeida, un mulato bien vestido que se decía de sí mismo embajador de la República Federal Brasileña, fue al pueblo a hablarles de aquellos territorios inmensos del otro lado del mundo, y de las infinitas oportunidades que ofrecían... Pero Isabel decidió quedarse en Lorca. Las únicas dos cartas llegar...
CHF 27.50