LEERTE ES UN ARTE
Curcio Pedroza Su tez blanca brillaba bajo la luz de la luna, las gotas de lluvia poco
a poco nos empapaban más y sentía como la ropa se pegaba a mi
piel por la humedad. Vi sus ojos cristalinos y sus labios entreabrirse
por el frío, no pude evitar sentir mi corazón latir pausadamente.
La última vez que habíamos estado así, uno frente al otro, las cosas
no habían salido nada bien. No quería que hablara si era para avivar
el dolor. Pero tampoco quería negarme ...