Autor de una extensa obra plena de calidad que recala en casi todos los géneros literarios, además de varias incursiones como letrista en el mundo de la música, y con una brillante trayectoria en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Luis Alberto de Cuenca es uno de los poetas más significativos en lengua española. Fue Director de la Biblioteca Nacional y Secretario de Estado de Cultura. Ha sido galardonado con varios premios, como el Nacional de la Crítica, el Nacional de Traducción, Ciudad de Melilla y el de Periodismo El Correo. Es académico correspondiente de la Academia de Buenas Letras de Granada y académico de número de la Real Academia de la Historia.
Su arrolladora personalidad cuenta con la empatía de un sinfín de escritores, artistas y profesionales de varias disciplinas, algunos de los cuales se han dado cita en este número de Litoral. Sus editores, Lorenzo Saval y Antonio Lafarque, han diseñado un contenido basado en las múltiples facetas creativas de Luis Alberto de Cuenca: poeta, narrador, ensayista, traductor, filólogo, editor, director de revistas y colecciones literarias, conferenciante, crítico, profesor, bibliófilo y colaborador en diversos medios de comunicación. El índice se articula en torno a estas inquietudes, completándose con estudios de sus poemarios, desde Los retratos (1972) hasta El reino blanco (2010), artículos sobre los ejes temáticos de su producción poética, varias semblanzas y una completa bibliografía de su obra creativa.
El volumen se enriquece con las aportaciones del propio Luis Alberto de Cuenca: El falsificador de moneda y otros poemas, colección de diez textos inéditos, La alegre brisa de la literatura, una poética revisada y puesta al día, y Cinco cuadros del Prado, un paseo pictórico e histórico por otras tantas obras maestras del Museo, de cuyo Real Patronato forma parte desde hace muchos años. Además, hay otras aportaciones, indirectas pero igualmente interesantes: una entrevista y una amplia antología temática de poemas.
A todo ello se suma el mundo de las imágenes, tan importante para nuestro autor. Las ilustraciones han sido seleccionadas de acuerdo con los gustos personales de Luis Alberto de Cuenca, y varias de ellas han sido expresamente realizadas para la ocasión por algunos de los más importantes ilustradores nacionales.
De Ulises a Tintín aspira a ser la materialización de la quimera que persigue Luis Alberto de Cuenca: la prolongación de su vida en los textos literarios y viceversa, la ensoñación del poeta que nos cuenta historias sorteando el muro casi infranqueable de las palabras.