El viaje como insólita búsqueda, acudir al encuentro del misterio, el cual una vez hallado motiva a emprender inesperadas decisiones, es lo que plantea en su novela el escritor Agustín Díaz Pacheco, logrando hacer coexistir recursos míticos, simbólicos y alegóricos. Considerada por la crítica y los lectores como una de las novelas más prometedoras a la vez que sorprendentes, El camarote de la memoria posee la brillante hechura literaria otorgada por la singularidad que encierran sus páginas. Se ha dicho que es una novela de viaje y también una epopeya marina, en la que se relata cómo una extraña expedición compuesta por mujeres, hombres, ancianos y niños a bordo del Hades, navío al mando del enigmático capitán Montelongo persigue las imprevistas huellas líquidas de una tierra donde tal vez yazca la recompensa al duro esfuerzo humano, siendo gratificados por el cumplimiento de remotas esperanzas. Dicha geografía no es otra que la Isla Fugaz, emblemático sueño sustentando por el inconfeso deseo de las personas, y forjado por la memoria, inverosímil el Dorado que se mece caprichosamente en el océano: la isla de San Borondón, huidizo oasis en el mar.