A través de mis años de experiencia profesional como psicóloga he trabajado con niños etiquetados de fracaso escolar o diagnosticados con Dificultades de Aprendizaje que hubieran tenido una oportunidad si se hubiera hecho un prevención o se hubiera tomado medidas para no tener que llegar a ello. En algunos de esos niños existía un problema orgánico o una inmadurez neurológica, pero en otros, la base de su problema era afectivo, emocional, niños con alto índice de ansiedad o miedo a equivocarse, inseguros, tímidos, llevando la carga de las expectativas de sus padres o profesores, sin habilidades sociales para poder relacionarse adecuadamente e ir desarrollándose de forma global al mismo paso y tiempo que sus pares. Puesto que la prevención debería ser una actividad necesaria e indispensable nos planteamos que si el test de L. Bender, que es una prueba utilizada por su sencillez de aplicación y la información que nos presenta, podría ayudar a los niños, padres y profesores a identificar situaciones de riesgo y poder así intervenir dentro del propio entorno del niño para conseguir su pleno desarrollo personal.