Esta obra versa sobre el trabajo documental y fotográfico que realizaron Teobert Maler, Désiré Charnay y Augustus Le-Plongeon durante la segunda mitad del siglo XIX en México. Aborda un panorama histórico para entender por qué varios exploradores extranjeros se dieron cita en el país durante la época que se enmarca. Además, se analiza el desarrollo de la fotografía como técnica de registro arqueológico-documental, así como su impacto en México y en el mundo. Dichos exploradores hicieron uso de esta técnica durante su estancia en el área mesoamericana, en especial en uno de los sitios arqueológicos más sorprendentes de México: Chichen Itzá. Independientemente del uso que hicieron de la fotografía, cada uno de ellos logró plasmar, a través de sus obras visuales y escritas, un contexto ideológico o autorreferencial, conceptos que se desarrollan en este libro. La formación de cada uno de ellos, sus exploraciones y sus diversas experiencias y aventuras quedaron impregnadas en sus obras. Sin lugar a dudas el trabajo de éstos exploradores es trascendental para comprender una parte del desarrollo y la evolución de la arqueología mexicana.