Hace ya algunos años que el proceso criminal de corte continental europeo, basado en los principios de legalidad y oficialidad, está evolucionando ­no siempre con demasiada fortuna- hacia modelos que dan cabida a instrumentos o instituciones inspiradas por el principio de consenso. Nuestro país no ha sido una excepción y buena prueba de ello es la introducida desde 1988 en la centenaria Ley de Enjuiciamiento Criminal (art. 793.3). Desde el referente que supone la plea bargaining de los USA, expresión paradigmática de la justicia criminal negociada, hasta las reformas del proceso penal en Italia y Portugal, se pretende en el presente trabajo ofrecer al lector una muestra de las más significativas opciones procesales fundadas en la oportunidad e invitar a la reflexión sobre la bondad o la conveniencia de su importación ­no mimética, desde luego- a nuestro propio sistema de enjuiciamiento penal.