La obra aborda una especie de descentralización, la fiscal, de obvia conexión y parentesco con el análisis y estudio del federalismo fiscal, que naturalmente considera sus principios, al discernir esquemas viables, teóricos y aplicados. En tal contexto, se articulan conceptos generales, por un lado, y el marco empírico, tanto internacional, como de América Latina, por otro. Las raíces conceptuales de tal descentralización tienen vieja prosapia. Adam Smith sería enfático al vincular el área receptora de beneficios y el nivel estatal que debía financiarlos. Juan Bautista Say fue muy "moderno" al defender un rol local, en tanto bajo la idea de eficiencia, "ellos" cuidaban mejor los dineros desembolsados. Al considerar la descentralización fiscal, se destaca su carácter unilateral o bilateral, debiendo la última abarcar impuestos y gastos, así como los desbalances emergentes y las transferencias que los equilibren, en entornos de mayor o menor autonomía fiscal, conciliando principios como la subsidiariedad o la igualación. Ello se aprecia con el análisis comparado expuesto.