Cuando moría, el Viejo Antonio no quiso que sus familiares avisaran al
Subcomandante Insurgente Marcos porque "ya le dije lo que tenía que
decirle...". Hoy, Marcos escribe desde la Selva Lacandona acosado por
el ejército federal para contarnos lo que nos tiene que contar, los
relatos orales de aquel que, como tantos indígenas tzeltales,
tzotziles, choles, tojolabales... se transmiten de generación en
generación, con las razones que les dan fuerza para resistir y luchar.
Relato a relato y de la mano de "los más primeros dioses", se desgranan
las razones y los modos de una lucha que es de todos/as y para la
humanidad, pues sólo busca democracia, libertad y justicia, algo tan
simple pero tan escaso como ponerse ante un espejo y buscarse la
dignidad. Estos datos dan razón a quienes consideran que el EZLN es ya
el primer movimiento revolucionario del siglo XXI aunque, o tal vez
porque, hunde sus raíces en una cultura milenaria acrisolada por 500
años de resistencia, en su negación al olvido y en su ya legendario
grito de ¡YA BASTA! En una segunda parte se describe el contexto de
guerra en el que fueron escritos estos relatos, enriqueciendo el
sentido que de por sí tienen solos.