La autora intenta analizar las diferentes formas discursivas que puede adoptar la discriminación hacia la mujer, es decir, se plantea si el lenguaje se utiliza como vehículo transmisor de una ideología que la excluye del ámbito de la representación simbólica. Los estudios sobre sexismo lingüístico han cuestionado la hipótesis de que la discriminación sexual existente en nuestras sociedades pudiera estar de alguna manera gramaticalizada, de modo que una serie de recursos y estrategias verbales contribuirían a la marginación de la mujer ocultando su presencia en la sociedad, imponiéndole una imagen estereotipada y silenciando o invisibilizando su presencia. El tema que nos ocupa es complejo, porque afecta a cuestiones esenciales, tales como la relación entre lengua-pensamiento y realidad, o a la misma consideración de nuestro objeto de estudio, la lengua. La visibilización supone el cuestionamiento de antiguas categorías conceptuales y de los tradicionales modos de expresión, que han servido para ocultar ciertos aspectos de la realidad. Supone la ruptura de ciertas expectativas, la distancia que permite deconstruir una representación automática y proponer una alternativa.